La OIT alertó sobre la necesidad de adoptar estrategias inmediatas para enfrentar la crisis laboral provocada por la pandemia por COVID-19, que ha causado la pérdida de al menos 34 millones de empleos, y que podría generar una amplificación de las desigualdades en América Latina y el Caribe en un contexto de incipiente recuperación registrado en las últimas semanas.

La OIT presentó la segunda edición de su “Panorama Laboral en tiempos de la COVID-19: Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el Caribe”, en el cual advierte de la crisis sanitaria por COVID-19 deja como secuela una drástica contracción del empleo y de los ingresos en la región. Al mismo tiempo, el informe destaca que a partir del tercer trimestre de 2020 se detecta una recuperación en los niveles de actividad económica y que los primeros datos revelan una incipiente recuperación del empleo y un retorno a la fuerza laboral.

“Enfrentamos un desafío sin precedentes, el de la reconstrucción de los mercados laborales de la región, lo cual implica enfrentar fallas estructurales que se han agudizado con la pandemia, como son la baja productividad, la alta informalidad y la desigualdad de ingresos y de oportunidades de trabajo decente”, dijo el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.

Los números

El Panorama Laboral dice que durante esta crisis “34 millones de trabajadores perdieron su puesto de trabajo (algunos de manera temporaria)”, según la información disponible de 9 países que representan más de 80% de la población económicamente activa de la región. La tasa de ocupación llegó a 51,1% al primer semestre, representando una fuerte reducción de 5,4 puntos porcentuales respecto del registro del mismo período del año anterior, lo que representa “un valor mínimo histórico”. Pero el análisis de la OIT también advierte que “las caídas en el empleo no se reflejaron completamente en aumentos en la tasa de desocupación debido a las masivas salidas de la fuerza de trabajo”.

Esas salidas de la fuerza de trabajo o transiciones a la inactividad se reflejaron en que la tasa de participación laboral también registró una caída sin precedentes al reducirse del 61,3% al 52,6% entre el primer y segundo trimestre de este año. Ello implicó que 32 millones de personas dejaran de ser económicamente activas.

Con respecto a la tasa de desocupación, el informe dice que este indicador promedio para 9 países con información disponible fue de 11,5% durante el segundo trimestre, 2,2 puntos porcentuales más elevado que en el primer trimestre de este año. Ello implica que alrededor de 2 millones de personas adicionales que perdieron el empleo y continuaron buscándolo

Las salidas netas de la fuerza de trabajo hacia la inactividad representan el 94% de la pérdida total de puestos de trabajo por la crisis de la COVID-19. El 6% restante se traduce en aumentos en el volumen de personas desempleadas.

Por otra parte, se alertó sobre la posibilidad de que en este escenario de recuperación aumenten las brechas “El déficit de trabajo formal se hará más evidente para ciertos grupos de trabajadores como, los jóvenes, mujeres y adultos con menores calificaciones”, se destacó durante la presentación este miércoles 30 de septiembre.

Las últimas estimaciones dan cuenta de que América Latina y el Caribe es la región con mayor contracción en las horas de trabajo en todo el mundo, con una pérdida estimada del orden del 20,9% para los tres primeros trimestres de 2020. Esta cifra casi duplica la estimada a nivel mundial, 11,7%. Por otra parte, “los ingresos por trabajo se contrajeron en 19.3%”, muy por encima de la tasa mundial de 10,7%.

El Panorama Laboral advierte que “esta crisis estaría exacerbando los elevados niveles de desigualdad existentes antes de la irrupción de la pandemia”. Los trabajadores más afectados por la crisis están entre los sectores de población de menores recursos, con empleos informales o en situación de desventaja y vulnerabilidad.