Las artes de pesca enfocadas en los lagos y ríos de los Parques Nacionales constituyen una práctica que se renueva año tras año y convoca a expertos y aficionados bajo un mismo reglamento, que permite la preservación de este recurso y de los ambientes que lo albergan.

Desde el 1 de noviembre y hasta el 1º de mayo miles de pescadores van a preparar sus equipos y recorrer diversos puntos de la Patagonia, y entre ellos las áreas protegidas nacionales, para disfrutar al máximo de la temporada de pesca deportiva. Durante seis meses, de sol a sol, se desarrolla este rito anual donde pescadores locales y visitantes se dedican a obtener -y registrar- su mayor logro en cuanto a medidas y peso de la pieza.

“Esta práctica es muy importante para nosotros porque cumple con uno de los objetivos que nos proponemos como gestión, que es armonizar la conservación con el desarrollo de las economías locales”, señaló el presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN), Federico Granato.

Granato expresó que “la contratación de guías profesionales, prestadores habilitados para brindar logística de traslados, excursiones y alojamiento constituyen un movimiento económico clave para toda la región» y agregó que «al mismo tiempo desde Parques regulamos la actividad para que favorezca el control de especies exóticas que alteran los ecosistemas naturales”.

En los Parques Nacionales próximos a la Ruta 40 existen emblemáticas áreas de pesca que son reconocidas mundialmente: Lanín, Nahuel Huapi, Lago Puelo, Los Alerces y Los Glaciares contienen en sus cuencas hídricas cientos de pesqueros localizados en un entorno de montañas y bosques, otorgando una combinación ideal para disfrutar del modo pesca. Chapelco, Bariloche, Esquel y Calafate son los cuatro aeropuertos de la región andina de la Patagonia que reciben a “mosqueros” de todo el mundo, quienes aportan importantes recursos a las economías regionales.

Una recomendación general que aplica a todos los ambientes habilitados para la pesca deportiva en los Parques Nacionales, más allá de las consideraciones específicas del reglamento para cada curso y espejo de agua, es el especial cuidado para evitar la dispersión de un alga microscópica invasora, llamada comúnmente Didymo (Didymosphenia geminata). Su actual expansión por diversos ambientes acuáticos hace indispensable realizar la desinfección obligatoria de los equipos de pesca junto a todo tipo de embarcación y trailers para evitar su ingreso en donde aún no se registra su presencia.

Permisos al día, equipos en regla y desinfectados y una especial ética al servicio de la conservación del recurso son las características básicas de todo buen pescador deportivo, ya sea embarcado o desde las costas.

Prácticas de bajo impacto

Debido a la fragilidad del medio acuático y su entorno, cuando se realizan actividades asociadas a la pesca se recomienda:

– Acceder a los sitios de pesca sólo por los senderos existentes. No pisar sitios frágiles (juncales, mallines, etc.), caminar sobre superficies duras. No transitar con vehículos fuera del camino; únicamente cruzar cursos de agua por badenes habilitados.

– Acampar sólo en lugares habilitados, sin hacer canaletas alrededor de la carpa.

– Sólo encender fuego donde está permitido. Hacerlo de tamaño pequeño, en fogones, utilizando sólo leña seca, fina y caída. La basura generada durante la jornada debe transportarse a los centros urbanos.

– No arrojar ningún elemento ni residuo al agua. No usar jabones ni detergentes en los ambientes; limpiar la vajilla a no menos de 60 metros de ríos y lagos.

– No remover piedras, troncos y ramas del agua. Evitar dejar tanzas o señuelos en el ambiente.