Como instancia final de la competencia CANSAT impulsada por el Mincyt y la CONAE, los equipos ganadores de CABA, Córdoba, Formosa y Misiones realizaron los lanzamientos y analizaron los resultados, tal como lo harían en una misión espacial profesional.

La competencia CANSAT organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) con el fin de acercar a los y las jóvenes a la actividad espacial tuvo su broche de oro esta mañana en las instalaciones del Centro Espacial Teófilo Tabanera, en Falda del Cañete, Córdoba. Allí se realizó el lanzamiento de cinco satélites CANSAT construidos por estudiantes de *escuelas secundarías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de Córdoba, de Formosa y de Misiones, con el objetivo de medir variables atmosféricas, gases contaminantes y controlar fenómenos que afectan a la producción agrícola, como el granizo.

El evento contó con la participación de los cinco equipos que llegaron a la final del certamen: “Caelus”, de la Escuela Técnica N°9 D.E 7 Ing. Luis A. Huergo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; “electroSix”, del Instituto Técnico San José de la provincia de Córdoba; “gVIE”, del Instituto Técnico Salesiano Villada de Córdoba; “MERAKI”, de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 3 de Formosa; y “Ad Astra”, de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 18 de Misiones. También estuvieron presentes el ministro Daniel Filmus; el director ejecutivo y técnico de la CONAE, Raúl Kulichevsky; y los ministros de Educación y de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba, Walter Grahovac y Pablo De Chiara, respectivamente. el Subsecretario de Coordinación Institucional del MINCyT, Pablo Nuñez, y la Diputada Nacional por Córdoba Gabriela Estévez, entre otras autoridades nacionales y provinciales.

La jornada comenzó a las 9 horas, con la llegada de los equipos al centro espacial para preparar el lanzamiento de sus satélites CANSAT, del tamaño de una lata de gaseosa – de allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés- desarrollados para la competencia. Durante la mañana a bordo de los cohetes provistos por la empresa SKYTEC, fueron lanzados uno a uno, hasta una altura de 300 metros. Una vez que alcanzaron su apogeo, los CANSAT comenzaron a cumplir sus misiones. Desde la “estación terrena” instalada para la actividad, las y los estudiantes pudieron chequear el correcto funcionamiento de sus respectivas cargas útiles, realizar pruebas y mediciones, acompañados por profesionales de la CONAE y de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Durante el lanzamiento, Filmus destacó el Plan Nacional Espacial y las capacidades del país para diseñar y fabricar satélites, junto con las inversiones anunciadas recientemente para avanzar en el desarrollo del lanzador argentino Tronador II. Estas oportunidades que brinda nuestro país en el ámbito espacial, también representan un desafío para la formación de las nuevas generaciones de recursos humanos altamente calificados: “necesitamos profesionales que desarrollen su vocación tempranamente por lo espacial y este concurso va en línea con ese objetivo”, aseguró.

“Hoy es un día festivo para la CONAE. Es un privilegio tener la oportunidad de ver el entusiasmo de jóvenes estudiantes con las actividades que hacemos en nuestra agencia espacial, de poder brindarles la oportunidad de iniciarse en este sector y que sepan que pueden hacerlo en la Argentina”, dijo Kulichevsky. “Esta es la primera competencia CANSAT que se realiza en el país. Estamos muy contentos con la convocatoria, que involucró a más de 800 colegios, superando ampliamente las expectativas. Así que ya estamos planificando una nueva edición”, agregó.

Los equipos y el despertar de vocaciones científicas

La competencia CANSAT arrancó en junio de 2022, con 850 equipos inscriptos de colegios secundarios de todas las provincias del país. En total, 4.500 alumnas y alumnos recibieron capacitaciones por parte de profesionales de la CONAE y de la UTN, a fin de adquirir los conocimientos, las herramientas y los materiales para realizar el proyecto.

Tras superar diferentes instancias, llegaron a la final cinco equipos, cuyos CANSAT deberían cumplir la misión primaria propuesta por la CONAE: medición de presión y temperatura durante el tiempo en vuelo, y la transmisión de esos datos a la estación terrena. También debería cumplir una misión secundaria específica diseñada por los y las estudiantes. Además del desafío tecnológico, el concurso, que a nivel internacional es impulsado por las principales agencias espaciales del mundo, como la NASA y la ESA (europea), tiene como objetivo despertar vocaciones científicas.

“Me parece importante que existan estos proyectos para que acerque la ciencia y la tecnología a los jóvenes”, dijo Melanie Aguirre, integrante del equipo Caelus, cuyo satélite apunta a estudiar la concentración de gases contaminantes mediante un sensor de polución. La experiencia que vivió con la iniciativa CANSAT le ayudó a definir su vocación: “Después de la escuela quisiera seguir Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Nacional de La Plata, y en un futuro me gustaría trabajar en el área de investigación”.

Nazareno Orso, del equipo electroSix, cuya misión secundaria consiste en sensar valores de dióxido de carbono (CO2) y monóxido de carbono (CO) para analizar la calidad y composición del aire, destacó el trabajo de investigación que realizó junto a sus compañeros y compañeras para avanzar en su CANSAT y en particular la visita que hicieron a Valthe, una de las pymes que proveen tecnologías para el desarrollo del lanzador Tronador II de la CONAE, ubicada en Justiniano Posse, Córdoba. “No era consciente de que se hacían proyectos de esa envergadura en Argentina, no muy lejos de mi casa. Es muy sorprendente”, dijo, y comentó que recibió una nueva invitación de la empresa para interiorizarse más sobre sus trabajos. Cuando termine el secundario, planea estudiar Ingeniería en Sistemas o en Electrónica.

Para Tomas Giraudo, del equipo gVIE, “trabajar en este tipo de proyectos es una oportunidad que no se le da a cualquiera. Fue una emoción tremenda desarrollar una tecnología que pueda significar un aporte para la sociedad”. Además afirmó que desde muy joven sintió interés por la tecnología y comentó que si bien antes de participar de este concurso no conocía sobre la temática espacial, las investigaciones que tuvo que realizar junto a su equipo le despertaron un fuerte interés por el sector, que lo motivó para avanzar y completar la misión.

Agustina Gonzales, del equipo MERAKI, explicó que las capacitaciones que recibieron y el acompañamiento de sus profesores fueron muy útiles para desarrollar un sistema de información actualizada sobre incendios, para apoyar a los bomberos de Formosa. “Fue una experiencia maravillosa”, aseguró. “Antes de esto pensaba estudiar Ingeniería Civil. Ahora me estoy yendo más por Ingeniería en Sistemas o Mecatrónica, así que sí, me desvié completamente gracias a este proyecto. Si se da la oportunidad, quisieran trabajar con satélites”, agregó.

“La parte más importante de esta iniciativa es que ayuda a que personas jóvenes puedan encontrar su vocación y decidan trabajar en cosas como estas. También creo mucho en el valor de producir tecnología que ayuden a solucionar problemas y a colaborar con la vida de las personas”, dijo Santiago Vaz, del equipo Ad Astra, a partir del cual se diseñó un sistema para controlar niebla y granizo utilizando serpentinas metálicas, muy útil para la agricultura en provincias como Mendoza y Misiones. “Fue una sorpresa conocer el desarrollo de la tecnología espacial en el país. Una vez que me reciba quisiera estudiar Ingeniería Aeronáutica o Aeroespacial. Me encantaría formar parte del desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con el espacio y hacer un aporte desde el diseño de aeronaves o de satélites”, concluyó.-